Amazon apuesta fuerte con la mayor renovación de Alexa en una década. El lanzamiento marca la mayor transformación del asistente activado por voz desde su debut hace más de diez años. Es también una prueba clave para Amazon y su nuevo líder de dispositivos, Panos Panay, exjefe de Microsoft Surface, en su intento por revitalizar la franquicia más importante de la compañía en electrónica de consumo.
Desde el inicio, la visión de Amazon para Alexa ha sido ambiciosa, pero hasta ahora la tecnología imponía límites. “Hasta este momento, hemos estado restringidos por la tecnología”, afirmó Panay, quien dirige la unidad de Dispositivos y Servicios, durante un evento en Nueva York. Según explicó, los equipos han rediseñado por completo el “universo Alexa”.
En un video de demostración, se vio a Alexa reservando entradas para conciertos, haciendo reservas en restaurantes y enviando mensajes de texto a una niñera. “Es útil”, repitió Panay, antes de mostrar una conversación fluida y continua con el software mejorado, algo muy diferente a las interacciones rígidas y de una sola pregunta que los usuarios han experimentado hasta ahora.
Los altavoces Echo con Alexa fueron un éxito a finales de la década de 2010, y Amazon invirtió fuertemente en expandir su ecosistema. Sin embargo, las compras por voz no despegaron como se esperaba y otras fuentes de ingresos tampoco se materializaron. A medida que los ejecutivos recortaban contrataciones y despedían a miles de empleados, el entusiasmo en la división de Alexa se desvaneció.
El golpe definitivo llegó cuando OpenAI lanzó ChatGPT a finales de 2022. Mientras la herramienta de inteligencia artificial captaba la atención del mundo, Alexa seguía siendo usada principalmente como temporizador de cocina y máquina de trivia.
El predecesor de Panay, Dave Limp, anunció una versión de Alexa con IA en septiembre de 2023, con tanta confianza en la actualización que Amazon invitó a los usuarios a registrarse para probarla. Inicialmente, el lanzamiento estaba previsto para principios de 2024, pero se retrasó un año porque el software no estaba listo.
Los primeros testers encontraron que la nueva Alexa no alcanzaba el nivel de ChatGPT y, en algunos casos, el asistente no paraba de hablar sin control. Además, la naturaleza delicada de la inteligencia artificial generativa complicó el proceso, ya que tiende a incluir información incorrecta en respuestas que parecen auténticas.
Otro desafío fue la arquitectura del software de Alexa, diseñado para recuperar respuestas preescritas en lugar de generarlas en tiempo real. En pruebas internas, algunos dispositivos dejaron de funcionar al intentar adaptarse a la nueva tecnología.
Por ello, Amazon decidió no arriesgarse con un lanzamiento prematuro. Internamente, la empresa consideró que solo tenía una oportunidad para recuperar el brillo de Alexa en la era de la IA.
Leave a comment