Los cardenales católicos acordaron iniciar el próximo cónclave el 7 de mayo para elegir al sucesor del papa Francisco, retrasando dos días el comienzo de la votación secreta con el fin de conocerse mejor y favorecer el consenso antes de su reclusión en la Capilla Sixtina.
La fecha fue establecida tras las primeras reuniones informales celebradas después del funeral de Francisco, el sábado. En medio de un ambiente caótico, periodistas asediaron a los prelados con preguntas sobre la unidad interna y el inicio del proceso. Incluso un reportero de un programa satírico italiano insistió en saber si un cardenal condenado por delitos financieros podría participar en la elección.
«Hay esperanza de unidad», aseguró el cardenal argentino Ángel Sixto Rossi, arzobispo de Córdoba, de 66 años, nombrado cardenal por Francisco en 2023.
Muchos de los presentes expresaron su deseo de continuar con el legado pastoral de Francisco, enfocado en los marginados y en la oposición a la guerra. Sin embargo, algunos sectores conservadores podrían impulsar un regreso a las doctrinas tradicionales promovidas por san Juan Pablo II y Benedicto XVI, priorizando la unidad interna y moderando el énfasis en cuestiones de justicia social y apertura hacia mujeres y homosexuales.
El cardenal británico Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, subrayó la necesidad de mantener la cohesión: «El papel del papa es esencialmente mantenernos unidos, y esa es la gracia que hemos recibido de Dios», dijo Nichols, de 79 años.
Por su parte, el cardenal venezolano Baltazar Enrique Porras Cardozo se mostró optimista y vaticinó que el proceso de elección podría resolverse en «dos o tres días» una vez iniciado el cónclave.
El Colegio Cardenalicio encargado de elegir al nuevo pontífice está compuesto por 135 electores provenientes de diversas partes del mundo, 108 de los cuales fueron designados por Francisco. Muchos de ellos apenas se conocen, lo que introduce un grado de incertidumbre en un proceso que requiere el acuerdo de dos tercios de los votantes.
Nichols reconoció que el desconocimiento mutuo es un desafío, especialmente porque los últimos 20 cardenales fueron nombrados apenas en diciembre. «Tenemos toda la semana», comentó al llegar al Vaticano.
Solo los cardenales menores de 80 años tienen derecho a voto, aunque no está claro cuántos de los 135 participarán finalmente. Un cardenal español ya anunció su ausencia por motivos de salud.
Uno de los temas más delicados es la participación del cardenal Angelo Becciu. Destituido en 2020 por Francisco y despojado de sus derechos cardenalicios tras ser acusado de malversación y fraude, Becciu fue condenado en diciembre de 2023. Aunque ha apelado la sentencia y ha participado en las reuniones previas, persisten dudas sobre su derecho a votar. Oficialmente figura como «no elector», pero sus abogados estudian el reglamento para determinar si podría reclamar su participación.
Aunque Francisco moldeó el colegio cardenalicio a su imagen, no todos sus nombrados necesariamente seguirán su línea de gobierno.
La mañana del lunes, cada aparición de un cardenal en la Plaza de San Pedro desataba una avalancha de cámaras y grabadoras. El italiano Matteo Zuppi, considerado un posible sucesor, sorteó con humor la multitud sin revelar nada, bromeando que estaba «conteniendo la respiración» mientras era rodeado por periodistas.
También se preguntó al cardenal nigeriano John Olorunfemi Onaiyekan, arzobispo emérito de Abuya, sobre si los cardenales africanos se estaban alineando en torno a un candidato. El año pasado, los obispos africanos habían mostrado unidad al rechazar la apertura de Francisco hacia las bendiciones de parejas del mismo sexo, lo que sugiere que los 18 electores africanos podrían ser clave para frenar a candidatos progresistas.
«No hemos venido aquí para un mitin político. Hemos venido para tener un papa», respondió Onaiyekan, quien, a sus 81 años, ya no tiene derecho a voto pero puede influir en sus colegas más jóvenes.
El cardenal indio Anthony Poola, arzobispo de Hyderabad, de 61 años, señaló que había percibido un ambiente de unidad, aunque advirtió que «cualquier cosa podría pasar». Poola es uno de los cuatro cardenales indios electores, tres de ellos nombrados por Francisco.
«Quienquiera que sea elegido debe ser el sucesor de san Pedro, y todos esperamos que sea un buen papa», afirmó.
Por su parte, el cardenal argentino Rossi dijo que deseaba que el mensaje de «misericordia, cercanía, caridad, ternura y fe» de Francisco guiara la elección. Ante la pregunta de cómo se sentía al participar en su primer cónclave, no dudó en confesar entre risas: «Con miedo».
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