El pasado 12 de abril, el Gobierno de Estados Unidos anunció la exención temporal de aranceles para los semiconductores, ciertos dispositivos electrónicos y componentes estratégicos. La medida calmó momentáneamente a las grandes tecnológicas del país, aunque la tranquilidad podría ser breve. La administración de Donald Trump ya anticipó que, en un plazo máximo de dos meses, dará a conocer qué chips importados estarán sujetos a aranceles.
En este contexto, Apple ha tomado una decisión estratégica clave: trasladar toda la producción de iPhones destinados al mercado estadounidense a India. Con este movimiento, busca amortiguar el impacto inmediato de los nuevos aranceles sobre los circuitos integrados y los dispositivos electrónicos fabricados en China. Sin embargo, no se trata de un cambio que pueda implementarse de la noche a la mañana. El objetivo de la compañía es que, antes de que finalice 2026, los 60 millones de iPhones que vende anualmente en EE. UU. provengan exclusivamente de India.
La elección del país asiático no es casual. India se perfila como la alternativa más viable en un momento en que Apple se ve forzada a reducir su dependencia de China. Para entender esta reconfiguración, es necesario observar más de cerca la cadena de suministro de Apple y el papel que desempeñan dos de sus principales socios: las firmas taiwanesas TSMC y Foxconn.
TSMC, encargada de fabricar los chips diseñados por Apple, utiliza actualmente nodos de 5 y 3 nanómetros y planea comenzar la producción con tecnología de 2 nm en la segunda mitad de 2025. La empresa produce estos semiconductores en Taiwán y Estados Unidos, y su red logística en Asia le permite desviar el envío de chips desde Taiwán hacia India, en lugar de China, sin mayores contratiempos. De hecho, ya ha comenzado a hacerlo.
Por su parte, Foxconn —responsable del ensamblaje de la mayoría de los iPhones— ya opera plantas en India, donde realiza este trabajo. Pegatron, otro socio clave de Apple, también ensambla dispositivos en el país. Ambas compañías cuentan con una sólida red de suministro en Asia, lo que les permite ampliar su capacidad en India con el apoyo de Apple. Además, la cercanía geográfica entre China e India facilita el proceso logístico.
Si Apple tuviera que trasladar toda su producción fuera de Asia, enfrentaría un desafío mucho mayor. Pero mover operaciones de un país asiático a otro donde ya existe infraestructura consolidada es una transición asumible. En la coyuntura actual, parece ser la opción más sensata.
Sin embargo, el plan no está exento de costos. La infraestructura de fabricación que Apple ha construido junto a Foxconn en China podría quedar infrautilizada, acortando la vida útil de una inversión que inicialmente se proyectaba a largo plazo.
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