El fallecimiento del Papa, ocurrido la mañana del lunes en Roma, activó de inmediato una serie de procedimientos protocolarios que culminarán con dos momentos clave: su funeral, programado para este sábado, y la celebración del cónclave donde se elegirá al próximo líder de la Iglesia Católica.
El primer paso tras confirmar la muerte del sumo pontífice fue declarar la sede vacante, una responsabilidad que recae en el camarlengo, el cardenal Kevin Farrell. Como máxima autoridad interina del Vaticano, Farrell coordina ahora el proceso que desembocará en la elección del sucesor de San Pedro.
En este proceso influyen dos factores determinantes: el legado que deja el Papa fallecido y la orientación que tomará la Iglesia Católica en los próximos años, tanto en lo espiritual como en su influencia global.
El nuevo Papa será elegido por mayoría en el cónclave, al que asistirán 135 cardenales menores de 80 años, aunque el Colegio Cardenalicio está compuesto por un total de 252 miembros.
“La Iglesia que deja Francisco es una institución verdaderamente global, que ya no está centrada exclusivamente en Europa”, explicó a BBC Mundo el teólogo Massimo Faggioli, de la Universidad de Villanova (EE. UU.). “Eso se refleja en el perfil de los cardenales que elegirán al nuevo Papa: es un grupo más numeroso y diverso que el que lo eligió a él en 2013”.
La distribución de los cardenales refleja esta diversidad: 53 provienen de Europa, 23 de América Latina, 23 de Asia, 18 de África, 14 de Norteamérica y 4 de Oceanía. De ese grupo, en su mayoría nombrado por Francisco, surgirá el Papa número 267 de la historia de la Iglesia Católica.
Pietro Parolin | 70 años | Italia
Fue secretario de Estado del Vaticano durante el pontificado de Francisco, convirtiéndose en su principal asesor. Con una amplia experiencia en la Curia Romana y habiendo representado al Papa en varios eventos durante sus enfermedades, Parolin es considerado uno de los favoritos. Diplomático hábil, sus detractores lo acusan de poner la estrategia política por encima del dogma, mientras que sus defensores lo ven como una figura moderna y pragmática.
Luis Antonio Gokim Tagle | 67 años | Filipinas
Con una sólida trayectoria pastoral, Tagle ha estado cerca de las comunidades católicas en su país, donde el 80% de la población profesa esta fe. Su figura es respetada dentro y fuera de Asia, y es visto como un moderado comprometido con los valores sociales y la defensa de los migrantes. Conocido como el “Francisco asiático”, ha sido claro en su postura contra el aborto, alineándose con la doctrina tradicional de la Iglesia.
Fridolin Ambongo Besungu | 65 años | República Democrática del Congo
Arzobispo de Kinshasa y cardenal nombrado por Francisco, Ambongo representa a una Iglesia en expansión en África. Conservador en temas culturales, ha criticado el matrimonio igualitario. En su país, la Iglesia ha sufrido ataques de grupos extremistas, lo que ha reforzado su imagen como un defensor firme de la fe.
Peter Kodwo Appiah Turkson | 76 años | Ghana
Fue el primer cardenal de Ghana y es una figura destacada en el continente africano. Aunque conservador en muchos aspectos, ha condenado la criminalización de la homosexualidad. Su nombre ya había sonado en el cónclave de 2013. De carácter enérgico y con una historia singular —tocó la guitarra en una banda de funk—, mantiene un perfil equilibrado entre tradición y apertura.
Peter Erdő | 72 años | Hungría
Actual arzobispo de Budapest, representa una corriente conservadora firme dentro de la Iglesia. Ha presidido la Conferencia Episcopal Europea y se ha manifestado en contra del matrimonio homosexual y del sacerdocio femenino. Su figura genera respaldo entre los sectores más tradicionales del Vaticano.
Matteo Maria Zuppi | 69 años | Italia
Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Zuppi es una de las figuras más cercanas al estilo pastoral de Francisco. Nombrado cardenal en 2019, ha liderado misiones humanitarias del Vaticano, incluyendo una en Ucrania. Aunque es popular entre los sectores progresistas, enfrenta críticas por su manejo de los casos de abuso sexual en Italia, lo que podría debilitar su candidatura.
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