En los últimos meses, los usuarios de tarjetas gráficas NVIDIA han expresado un creciente malestar debido al funcionamiento errático de los controladores más recientes. Las constantes fallas han obligado a muchos a retroceder a versiones anteriores para evitar problemas, y los últimos parches lanzados por la compañía no solo no han mejorado la situación, sino que parecen haber generado nuevos inconvenientes.
Los controladores son piezas clave que permiten que los componentes de hardware se comuniquen correctamente con el software del sistema. Cuando estos están mal implementados, los errores resultantes son, en la mayoría de los casos, imposibles de solucionar desde el lado del usuario. Ante esto, las opciones son limitadas: regresar a una versión estable o esperar a que NVIDIA publique una actualización que corrija los fallos. No obstante, la experiencia reciente indica que cada nuevo parche soluciona algunos errores pero introduce otros tantos.
La situación se complica aún más con el reciente lanzamiento de la serie RTX 50. Hace menos de una semana, la compañía presentó la RTX 5060 Ti, una tarjeta gráfica de gama media-baja que no ha tenido la recepción esperada. Más allá del descontento por su precio, consumo energético y rendimiento —considerado por muchos como una mejora marginal respecto a generaciones anteriores—, el principal foco de crítica se centra ahora en el estado de los drivers.
A los cuestionamientos por el hardware se suma un nuevo y grave problema de software: los controladores no solo no mejoran el rendimiento de las nuevas tarjetas, sino que incluso empeoran aspectos fundamentales. El historial reciente de actualizaciones es revelador: NVIDIA ha pasado de publicar drivers cada mes y medio a lanzar nuevos parches cada dos semanas para resolver errores críticos.
Uno de los fallos más graves reportados recientemente es que algunas tarjetas dejan de funcionar o provocan bloqueos del sistema. A pesar de que la última versión del controlador, la 576.02, ha corregido parcialmente estos bloqueos, ha generado un nuevo problema: la desactivación de los sensores de temperatura. Varios usuarios aseguran que sus tarjetas quedan bloqueadas en una lectura fija de 21 grados, una cifra inverosímil dado el consumo energético de estos dispositivos. Además, otros reportan errores en la monitorización de la velocidad del reloj a través de diferentes programas.
Aunque se espera que NVIDIA corrija estos problemas en futuras actualizaciones, la incertidumbre persiste: cada nuevo parche parece ser una moneda al aire. Y con cada fallo, la confianza de los usuarios se deteriora un poco más.
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