Google vuelve a acaparar titulares, esta vez por una nueva disputa legal en Asia. La Comisión de Comercio Justo de Japón (JFTC, por sus siglas en inglés) ordenó a la compañía estadounidense poner fin a una serie de acuerdos considerados anticompetitivos con fabricantes de teléfonos móviles. La medida se suma a una actualidad marcada por despidos masivos en la empresa y el desarrollo de tecnologías tan ambiciosas como una inteligencia artificial capaz de comunicarse con delfines.
Según informa TechSpot, la JFTC detectó que Google exigía a los fabricantes la preinstalación de su navegador Chrome y la tienda Google Play como condición para acceder a otros servicios esenciales del ecosistema Android. Esta imposición habría limitado la competencia, al dificultar la presencia de navegadores y motores de búsqueda rivales en dispositivos con el sistema operativo de Google, que ya domina el mercado.
Además, los acuerdos incluían incentivos económicos: Google ofrecía pagos por ingresos publicitarios a cambio de establecer su navegador como opción predeterminada. También habría cláusulas que restringían la instalación de aplicaciones de la competencia.
La investigación reveló que al menos seis fabricantes, que en conjunto representan el 80% del mercado Android en Japón, estuvieron involucrados en estos pactos. Por ello, la JFTC concluyó que las prácticas violan la legislación antimonopolio japonesa y las calificó como «comercio con condiciones restrictivas».
En respuesta, el organismo exigió a Google el cese inmediato de estas conductas y la prohibición de imponer condiciones similares en el futuro. Además, la empresa deberá implementar nuevas directrices de cumplimiento y someterse a la supervisión de una entidad independiente durante cinco años.
Aunque Google expresó su decepción por la resolución, aseguró que colaborará con las autoridades japonesas y reafirmó su compromiso con la libre competencia. También destacó la fortaleza de la alianza entre Estados Unidos y Japón, en un contexto de cooperación tecnológica entre ambas naciones.
Esta decisión se suma a otras investigaciones que la firma enfrenta en Asia, incluida una abierta recientemente por las autoridades chinas, lo que refleja el creciente escrutinio global sobre las prácticas comerciales del gigante tecnológico.
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