El Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM) informó este jueves que sus fuerzas destruyeron el puerto de combustible de Ras Isa, en Yemen, una instalación que estaba bajo control de los rebeldes hutíes, considerados terroristas por Washington y respaldados por Irán.
«Hoy, las fuerzas estadounidenses eliminaron una fuente clave de combustible utilizada por los terroristas hutíes, privándolos de ingresos ilícitos que durante más de una década han financiado su campaña de terror en toda la región», señaló el CENTCOM a través de su cuenta oficial en X. Según el comunicado, el objetivo de la operación fue “socavar el poder económico del enemigo”, tal como lo había adelantado semanas atrás el presidente Donald Trump.
De acuerdo con el mando militar, los hutíes se han beneficiado tanto económica como militarmente del apoyo de terceros países y empresas que les han proporcionado recursos, pese a ser una organización designada como terrorista por Estados Unidos. Parte de esos beneficios provienen de la manipulación del comercio de combustible, cuyos ingresos, en lugar de destinarse al bienestar de la población yemení, eran utilizados para ejercer control social.
«El crudo debía ser distribuido legítimamente entre la población, pero fue convertido en un arma para someter a la sociedad yemení», añadió el CENTCOM. La agencia estadounidense advirtió que “el mundo no puede aceptar el contrabando ilícito de combustible y material bélico en manos de una organización terrorista”.
En línea con esta ofensiva, Trump había anunciado un cambio en su estrategia hacia Yemen, ordenando aumentar al máximo la presión contra los rebeldes para debilitar su capacidad ofensiva.
Según el portavoz de los hutíes, Abdelmalek al Huti, solo en el último mes, Estados Unidos ha llevado a cabo más de 900 ataques contra sus posiciones, incluidos 220 tan solo esta semana. Las operaciones combinan bombardeos aéreos, con aviones como los B-2 y F-18, y acciones navales.
En paralelo, la Casa Blanca ordenó este martes el despliegue de un segundo portaaviones en la región, en respuesta tanto al conflicto con los hutíes como al aumento de las tensiones por las negociaciones nucleares con Irán y los ataques israelíes en Gaza.
Imágenes satelitales confirmaron la presencia del portaaviones USS Carl Vinson en aguas del noroeste de Socotra, cerca de la entrada al golfo de Adén. La nave opera junto al crucero lanzamisiles USS Princeton y los destructores USS Sterett y USS William P. Lawrence, todos integrados a la operación del portaaviones USS Harry S. Truman.
Pese al despliegue militar y los ataques, Al Huti afirmó que la estrategia de Washington no tendrá éxito. Según dijo, sus fuerzas han logrado asestar golpes importantes contra intereses estadounidenses e israelíes, aunque no presentó pruebas que respalden sus declaraciones.
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