En una sesión extraordinaria celebrada este sábado, el Parlamento del Reino Unido aprobó una ley de emergencia destinada a evitar el cierre de la siderúrgica British Steel, tras el fracaso de las negociaciones con su empresa matriz, la china Jingye.
Tanto la Cámara de los Comunes como la de los Lores respaldaron la medida tras intensas horas de debate. Una vez sea sancionada por el rey Carlos III, la ley permitirá al Gobierno tomar el control de la planta de Scunthorpe, en el noreste del país, y así proteger más de 2.700 empleos, además de asegurar la continuidad de las operaciones.
El Ejecutivo laborista, sin embargo, deberá definir los próximos pasos: si busca un comprador privado, apuesta por una gestión mixta con fondos públicos y privados, o si opta por nacionalizar la planta de forma definitiva.
La intervención del Gobierno llega poco después de que Jingye anunciara, a finales de marzo, el inicio de consultas para cerrar sus dos hornos y reducir la capacidad de producción de acero en Scunthorpe. A pesar de las inversiones superiores a 1.200 millones de libras (unos 1.500 millones de dólares) realizadas en los últimos cuatro años, la compañía enfrenta pérdidas diarias de cerca de 700.000 libras (aproximadamente 915.000 dólares) debido a problemas productivos y las condiciones del mercado.
Desde Downing Street señalaron que intentaron llegar a un acuerdo con la directiva de Jingye, ofreciendo un paquete de apoyo generoso y condiciones razonables para preservar los empleos. Sin embargo, las conversaciones fracasaron y la empresa siguió adelante con sus planes de cierre.
Según denunció el Gobierno, Jingye tenía previsto reducir progresivamente la compra de materias primas hasta suspender por completo la producción, una maniobra que podría haber causado daños estructurales a los hornos al solidificarse el acero en su interior, imposibilitando la reactivación futura de la planta.
De haberse concretado el cierre, el Reino Unido habría quedado como el único país del G7 sin capacidad de producción de acero propia, un recurso clave para sectores como la infraestructura y el transporte ferroviario.
El ministro de Empresa, Jonathan Reynolds, explicó que la sesión parlamentaria durante el receso de Semana Santa —algo que no ocurría desde la Guerra de las Malvinas en 1982— demuestra la gravedad del asunto: “Estamos ante circunstancias excepcionales que requieren medidas excepcionales”.
Tras la votación, el primer ministro Keir Starmer visitó la planta de Scunthorpe y se reunió con los trabajadores. Durante el encuentro, les agradeció por su labor y reafirmó el compromiso del Gobierno con ellos:
“Ustedes son los que hacen que esto funcione. Han sido durante años el corazón de British Steel, y es fundamental que se reconozca. Por eso, tras estar en el Parlamento esta mañana, vine directamente aquí para verlos cara a cara”.
“Lo que está en juego son sus empleos, sus comunidades, sus familias. Eso es lo que nos importa”, concluyó Starmer.
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