Europa amenaza con represalias, China responde con sus propios aranceles y México se apresura a contener el impacto. Mientras los líderes mundiales reaccionan con preocupación al anuncio del presidente Donald Trump sobre la imposición de aranceles generalizados a las importaciones estadounidenses, el presidente ultraderechista de Argentina celebra.
Javier Milei fue homenajeado en el exclusivo club Mar-a-Lago de Trump en Palm Beach, Florida, durante una gala del movimiento conservador “American Patriot”. Viajó por 24 horas para recibir un premio que distinguía su agenda libertaria y, con suerte, tener un encuentro con el expresidente estadounidense.
“¡Hagamos a la Argentina grande otra vez!”, exclamó Milei desde el escenario del salón principal, evocando el eslogan de campaña de Trump.
Este habría sido su cuarto encuentro cara a cara con el magnate republicano desde su triunfo electoral en noviembre. Mientras impulsa un agresivo programa de austeridad para estabilizar la golpeada economía argentina, Milei se posiciona como uno de los más firmes aliados de la Casa Blanca en su cruzada contra el progresismo global.
Sin embargo, aún está por verse si esa relación personal con Trump puede traducirse en beneficios tangibles para la Argentina.
“Milei tiene una conexión especial con Trump que le ha sido útil políticamente, pero todavía no ha logrado convertirla en un beneficio económico para el país”, señaló Marcelo J. García, director para América de la consultora geopolítica Horizon Engage, con sede en Nueva York.
La sintonía con Trump no es nueva. A comienzos de año, Milei retiró a Argentina de la Organización Mundial de la Salud tras el anuncio similar de EE.UU.; cuestionó el Acuerdo de París; prohibió tratamientos de cambio de género para menores, alineándose con políticas impulsadas por Trump; y hasta promovió una criptomoneda que imitaba el memecoin $Trump, generando controversia política.
Convertido en una celebridad del universo MAGA, Milei ha arremetido contra el socialismo y el feminismo en distintos foros internacionales. En su aparición más reciente en la Conferencia de Acción Política Conservadora, regaló a Elon Musk una motosierra gigante, réplica de la que utilizó como símbolo de campaña en 2023.
Mientras diversos países expresaban su malestar por las nuevas tarifas impuestas por la administración Trump, Milei, vestido de esmoquin, ofrecía un encendido discurso junto a un retrato de Trump con el puño en alto, celebrando la ocasión para reafirmarse como aliado fiel del expresidente.
“Nosotros hacemos política con hechos, no con palabras vacías. En eso coincidimos plenamente con el presidente Trump”, afirmó entre ovaciones, mencionando al republicano cada vez que podía.
De regreso en Buenos Aires, el gobierno intentó conciliar el nuevo paquete de aranceles con su visión libertaria y su defensa del libre mercado.
“No vemos esto como un ataque al libre comercio, sino todo lo contrario”, declaró el vocero presidencial, Manuel Adorni. “No entendemos tanta preocupación”.
A pesar del entusiasmo, Argentina no escapó a las tarifas. Fue alcanzada por un arancel mínimo del 10%, que las autoridades presentaron como un trato preferencial. El diario Clarín tituló: “Trump sube el impuesto a nuestros productos menos que a otros países”.
En Washington, el canciller argentino, Gerardo Werthein, mantuvo reuniones “altamente productivas” con el principal negociador comercial de EE.UU., Jamieson Greer, y el secretario de Comercio, Howard Lutnick. Allí, aseguró que Argentina avanza hacia un acuerdo de libre comercio con Washington.
Durante su discurso en Mar-a-Lago, Milei celebró ese posible acuerdo. No obstante, su mayor objetivo es conseguir un rescate financiero de 20.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional. Este préstamo sería clave para sostener sus reformas mientras se reducen las reservas de divisas del país.
Ya ha utilizado sus atribuciones ejecutivas para eliminar la necesidad de que el Congreso apruebe un nuevo programa con el FMI. Sin embargo, el acuerdo aún no está cerrado. Las negociaciones continúan y la clave es cuántos fondos podrá recibir Argentina por adelantado, dado que el país ya le debe al organismo unos 44.000 millones de dólares.
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