A mediados de 2024, Qualcomm presentó su primera línea de procesadores con arquitectura ARM para portátiles, diseñados para ofrecer una autonomía muy superior a la de cualquier equipo con procesadores x86 de Intel o AMD.
Aunque todavía tienen un largo camino por recorrer para convertirse en la opción preferida de los usuarios, la eficiencia energética y el rendimiento de estos procesadores marcan un estándar que la industria está empezando a seguir. Sin embargo, Intel parece no prestarles atención, a diferencia de NVIDIA y AMD, que sí han mostrado interés en esta tecnología.
En el caso de NVIDIA, se espera que a finales de este año lance su primer procesador con arquitectura ARM en colaboración con MediaTek, su principal competidor en el mercado de procesadores para dispositivos móviles.
Por su parte, AMD parecía seguir la misma postura de Intel y no mostrar interés en la arquitectura ARM. No obstante, recientes filtraciones del podcast Moore’s Law is Dead sugieren lo contrario. Tras el lanzamiento de los procesadores Ryzen AI 300 para portátiles, la compañía liderada por Lisa Su ya está trabajando en una nueva generación de APUs denominada Sound Wave, diseñada para competir directamente con Qualcomm y mantenerse a la expectativa de lo que NVIDIA presente antes de que termine el año, siempre que no haya retrasos.
Inicialmente, Sound Wave se basaba en la arquitectura Zen 6, pero ahora AMD ha decidido llevarla al terreno de las CPU ARM para no quedarse atrás en este mercado en crecimiento. Estas nuevas APUs contarán con un procesador de 6 núcleos (2 P-Cores + 4 E-Cores), una GPU basada en RDNA 3.5 optimizada para aprendizaje automático, una Unidad de Procesamiento Neuronal (NPU) para tareas de inteligencia artificial y memoria caché MALL para mejorar el rendimiento sin comprometer el consumo energético. Además, incluirán memoria LPDDR5X-9600 de 128 bits y un mínimo de 16 GB de RAM.
Con solo 6 núcleos, está claro que el objetivo de AMD no es competir en potencia con las soluciones más avanzadas del mercado, sino lanzar un procesador con una autonomía excepcional y un precio competitivo, similar al de los portátiles de gama media, que no suelen superar los 1.000 dólares.
En este aspecto, Qualcomm aún tiene una deuda pendiente, ya que prometió que, a principios de 2025, lanzaría procesadores ARM para portátiles con un precio inferior a los 800 dólares, algo que todavía no se ha materializado.
Los usuarios que optan por equipos con arquitectura ARM buscan, sobre todo, una autonomía superior a la de los portátiles x86. Hasta ahora, la única alternativa en este sentido han sido los MacBook de Apple, pero adoptar esta opción implica cambiar de sistema operativo y, en muchos casos, también de aplicaciones.
A diferencia de Apple, donde la eficiencia energética no es una prioridad absoluta, tanto Intel como AMD han evitado llevar la arquitectura ARM a los PC de sobremesa. La razón principal es la falta de opciones de ampliación, ya que en este tipo de procesadores todos los componentes están integrados en un mismo chip, lo que impide su personalización o actualización.
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