Después de cinco años con sus fronteras prácticamente cerradas, Corea del Norte, el país más hermético del mundo, ha comenzado a reabrirse al turismo extranjero. Por ahora, el acceso sigue siendo muy limitado, permitiendo la entrada solo a un pequeño número de visitantes y exclusivamente a Rason, una zona económica especial situada en el noreste del país, cerca de las fronteras con China y Rusia.
Desde principios de 2020, el régimen norcoreano había sellado sus fronteras debido a la pandemia de COVID-19, imponiendo medidas extremas, como la orden de disparar ante cualquier movimiento en la frontera. Durante este tiempo, el país permaneció completamente aislado del mundo exterior.
Los primeros en regresar han sido miembros de delegaciones de agencias turísticas invitadas por el gobierno para evaluar la situación. Entre ellos se encuentra Rowan Beard, un australiano de 37 años y cofundador de Young Pioneer Tours, una agencia especializada en viajes a Corea del Norte. Beard afirma ser el primer turista occidental no ruso en visitar el país en cinco años, ya que desde principios de 2024, Rusia, aliado clave de Pyongyang, ha tenido permitido el ingreso de ciudadanos rusos.
«Ha sido increíble volver», comenta Beard desde Seúl. «Tenemos que revivir el turismo e incentivar la llegada de más extranjeros para que interactúen con los norcoreanos».
Beard cruzó la frontera desde China el 13 de febrero y salió del país el lunes pasado. Con más de 100 viajes a Corea del Norte desde 2013, destaca que el misterio y el hermetismo del país son parte de su atractivo turístico. Durante su estancia de cinco días, participó en «reuniones de negocios» para reactivar el turismo y visitó escuelas, fábricas de cerveza y soju, hoteles y sitios propagandísticos.
Antes del cierre, en 2019, Corea del Norte recibió alrededor de 300.000 turistas extranjeros, de los cuales el 90% eran chinos. Se estima que esta actividad generó hasta 150 millones de dólares en ingresos. Sin embargo, tras el aislamiento, el país no reconoció su primer brote de COVID-19 hasta dos años y medio después del inicio de la pandemia, lo que desató preocupaciones sobre su precario sistema de salud. En ese momento, no había evidencia de que ninguno de sus 28 millones de habitantes hubiera sido vacunado. Un día después del reconocimiento oficial del virus, se informó de la primera muerte por COVID-19 en el país, aunque apenas tres meses después, los medios estatales proclamaron la «victoria» sobre la pandemia.
La reapertura oficial al turismo extranjero ocurrió en enero de 2024. Tras la visita de Beard, su agencia logró enviar este jueves el primer grupo de turistas a Corea del Norte, con viajeros de Singapur, Australia, Alemania y Rumanía, entre otros países. Los paquetes de cinco días tienen un costo de 645 euros y han despertado un gran interés.
Sin embargo, la combinación del aislamiento pandémico y restricciones previas ha pasado factura al país. Un informe de Human Rights Watch publicado hace un año señala que la represión, sumada a las restricciones comerciales impuestas por China y Corea del Norte entre 2017 y 2023, ha llevado al país a un aislamiento casi total, deteniendo la mayoría de los movimientos transfronterizos, el comercio y la ayuda humanitaria. El documento alerta sobre una situación humanitaria «calamitosa» agravada por los abusos del gobierno y las sanciones impuestas por la ONU debido al programa nuclear norcoreano, sin una solución a la vista.
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