La decisión del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, de atacar a 85 objetivos en Iraq y Siria se llevó a cabo para vengar la muerte de los tres soldados que fueron asesinados el fin de semana pasado.
Hay una poca creencia en el Gobierno de los Estados Unidos de que las acciones del presidente Joe Biden cierren por completo la constelación de grupos próximos a Irán, los cuales son responsables de la gran escala de ataques contra bases de estadounidenses.
Soluciones a largo plazo son probablemente más difíciles de alcanzar, ya que Joe Biden entra a un año de reelección y al mismo tiempo busca un amplio avance diplomático que se esperaque pueda transformar la región en general.
Los 125 misiles que fueron guiados con precisión y disparados durante unos 30 minutos, tendrán el efecto de prevenir nuevos ataques contras las personas estadounidenses, los funcionarios aún no están listos para responder esta inquietud.
Aún hay esperanza de que al destruir centros de inteligencia pueda disminuir la capacidad de los militares y enviar un mensaje de que los ataques ganaron.