La política de los Estados Unidos en Medio Oriente ya no puede describirse como intento de impedir que la guerra entre Israel y Gaza traiga consigo una guerra regional mayor, la esperanza de que eso no sucediera murió aproximadamente unas semanas atrás.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, tiene una tarea fundamental de contener la guerra, mientras el siguen estudiando todas las posibilidades de tomar acciones por las muertes de los tres ciudadanos de los Estados Unidos en un ataque en Jordania.
Es indiscutible que Estados Unidos vuelva a estar sumergido en una guerra en Medio Oriente en menos de tres años, luego que el Presidente Biden decretó de manera oficial una misión de combate de dos décadas en Iraq, que agotó al país y le causó severos traumas políticos.
Además se está muy claro que el esfuerzo del gobierno de Biden para evitar una escalada no está funcionando de ningún modo, puesto que los ataque de Estados Unidos contra las milicias respaldas por Irán en la región, no disuadieron el ataque con dron del día domingo.
Biden se encuenta en una situación a la que menudo se enfrentan distintos presidentes, cuando todas las opciones potenciales que tienen ante sí son malas y la tarea de frenar la crisis que se sigue agravando puede acabar exacerbándola.