Con respecto a una posible explosión de la Central Nuclear de Zaporiyia, se ha especulado mucho desde el comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania. Cuando a comienzos del 2022 la central nuclear fue ocupada por tropas rusas, el operador de la planta Energoatom, dijo que probablemente el ejército invasor habría puesto explosivos dentro de las instalaciones de la planta.
Luego, en junio de 2023, cuando el embalse de Kajovka, fue destruido, causando inundaciones y afectación a decenas de miles de personas, también se presumió que fue por causa de minado del muro, planeado por el ejército ruso.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), hizo un comunicado que en la revisión de la central no se había encontrado ningún tipo de minas o artefactos explosivos, no obstante, Rafael Grossi, director de la agencia, advirtió que la agencia necesita acceder a otras áreas, para realizar una inspección más detallada.
La experta en seguridad nuclear ucraniana, Olha Kozharna, ha enfatizado que el riego de minas en áreas de enfriamiento son una amenaza directa para la central.
Sin embargo, también aclara que, la central nuclear de Zaporiyia, está apagada desde el pasado otoño, y que cinco de los seis reactores se encuentran en lo que llaman parada fría, los reactores en este proceso continúan enfriándose, mientras que el sexto reactor se encuentra en parada caliente, allí el agua alcanza hasta 280 grados y podría evaporarse rápidamente en caso de fuga, lo que daría un tiempo aproximado de 27 horas para evitar una radiación nuclear.
Kozharna opina,”Creo que todo esto, no es más que un chantaje y amenazas, para detener la contraofensiva del Ejército ucraniano en esta región“.
Mark Zhelezniak, profesor del Instituto de Radiaciones Ambientales (IER), considera que el peligro potencial en Zaporiyia es menor que en Fukushima: “No habría una catástrofe nuclear, porque no se puede liberar yodo radiactivo en una unidad apagada“, sin embargo, este tema sigue generando debates en la comunidad científica internacional.