La coronación del Rey Carlos III como monarca del Reino Unido dejó a más de uno sorprendido y un suceso que no podrán olvidar, pues en medio de la ceremonia, se vivió un momento algo peculiar para aquellos que no están familiarizados con los protocolos reales, resulta que el itinerario del rey requirió que se quitara la ropa en pleno evento.

Después de ocho meses en el trono, tras la triste partida de Isabel II, el Rey Carlos III fue coronado junto a su esposa Camilla Parker en una ceremonia única en Europa. La Abadía de Westminster, en el centro de Londres, fue testigo de la colocación de la Corona de San Eduardo sobre la cabeza del monarca de 74 años por parte del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra.

Poco después de regresar al Palacio de Buckingham en una procesión escoltada por miles de militares con uniformes de gala, los monarcas aparecieron en el balcón para saludar y presenciar desde allí un desfile aéreo que fue reducido debido al mal tiempo.

El rey prestó juramento con la mano sobre la Biblia y luego vino la parte más sagrada del acto, la unción del Rey Carlos III. El arzobispo Welby ungió las manos, el pecho y la cabeza del monarca, el cual fue ocultado de la vista por una pantalla. Este gesto fue acompañado por una invitación del religioso a todas las personas presentes, ya sea viendo o escuchando la coronación, a jurar lealtad al nuevo rey, esto como un intento de democratizar la ceremonia.