El Papa Francisco ha llegado a Budapest y al parecer ha llegado con la intención de hablar de la política y de la religión. En su discurso de hoy, el Papa ha llamado la atención sobre el creciente nacionalismo en Europa y ha instado a los líderes húngaros, incluido el primer ministro Viktor Orban, a aceptar a los inmigrantes como parte del continente.

El Papa Francisco ha sido muy claro con su mensaje, diciendo que rechaza las formas autorreferenciales de populismo y que los intereses nacionalistas no deberían estar por encima de la cooperación entre naciones. Aparte de eso, ha llamado a retomar el “alma europea” que surgió después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se establecieron las bases de la Europa moderna.

Francisco también ha hablado de la paz y la guerra, pidiendo que se hagan esfuerzos creativos para lograr la paz y evitar que los “solistas de la guerra” continúen haciendo daños a la población.

El Papa, quien ya tiene 86 años y tuvo una bronquitis en el mes de marzo, ha llegado con bastón, pero eso no ha impedido que diera la bienvenida a los dignatarios y a los niños que lo recibieron en el aeropuerto.

Como respuesta a los periodistas que le preguntaron sobre su salud, el Papa bromeó diciendo que “sigo vivo” y que “la mala hierba nunca muere”.

Todo parece indicar que el Papa y el Primer Ministro húngaro no se encuentran en la misma página en temas de migración, aun así el Papa ha dado un mensaje fuerte y claro sobre la importancia de aceptar a los migrantes y trabajar juntos para lograr una Europa más unida y pacifica.